Leyendo
cosas diversas, de repente aparece algo que no entiendo; entonces, me voy a
averiguar de qué se trata, y me entusiasmo porque así he llegado a maravillarme
con cosas que ni imaginaba!
Estaba
leyendo sobre trasplante de órganos y el problema del rechazo, cuando de
repente apareció una palabra desconocida: microquimerismo…¡Oh, vaya! ¿De qué se
trata esto? ¡Sorpresaaaaa!
Yo creía que
todas mis células tienen mi ADN y me distinguen de cualquier otro individuo,
pero luego caí en la cuenta de que tengo 50 billones de células –como leí
por ahí- divididas en varios grupos diferentes según de qué órgano, como el
tejido conectivo, el muscular, el nervioso y el epitelial.
Bueno, pero
además, cargamos con nada menos que un par de kilos de bacterias amigas, que
son indispensables para nuestro equilibrio; ellas se aprovechan de nosotros, y
nosotros nos aprovechamos de ellas. ¡Increíble!
Y ahí es
cuando me bajaron muchas dudas! Porque…¿cómo
nuestro sistema inmune sabe si son bacterias amigas o enemigas? Tenemos más de
100 billones de bacterias! Es decir, el doble del número de nuestras células!
Esto es insólito! Y ya en esta parte de la reflexión…volví a aquella palabra:
microquimerismo…
¿Y qué es
esto?
En Medicina
se usa el término “quimera” cuando una persona tiene poblaciones celulares que
vienen de otro individuo, como lo que sucede con los trasplantes, pero el
microquimerismo, como la palabra lo indica, quiere decir que el nivel de células que vienen de
otro individuo es bajo, como por ejemplo en la transfusión sanguínea, o en la
lactancia materna.
Es decir,
estamos hablando de que no todas nuestras células tienen el mismo ADN.
En los
humanos, existe el microquimerismo fetomaternal, en el que células del feto
pasan a través de la placenta y se instalan en la madre, y se multiplican
durante décadas. No está claro si hay
consecuencias potenciales, aunque se cree que esas células fetales pueden
desencadenar una enfermedad autoinmune y por eso muchas enfermedades
autoinmunes son más prevalentes en mujeres de mediana edad.
Otra teoría
dice que estas células fetales, actuando como células madre, ayudan en la
reparación de tejido enfermo o lesionado, como se ha visto en el corazón, en
que migran y reparan tejido dañado, pero no se descarta que en realidad no
tengan efectos en la salud materna.
Enfermedades
autoinmunes como la esclerodermia y el lupus eritematoso sistémico, son
consecuencia del microquimerismo fetomaternal, y también en el estroma del
cáncer de mama se encuentran frecuentemente células inmunes fetales.
En la
tiroiditis del período post parto se ha encontrado ADN masculino, y también en
la tiroiditis de Hashimoto.
Se sospecha
que estas células se activan posiblemente por un factor ambiental, y ahí se
desencadena una cascada de eventos , incluyendo la secreción de citoquinas,
proteínas que regulan la función de las células, y regulan el mecanismo de la
inflamación. Hay citoquinas pro-inflamatorias y anti-inflamatorias, y controlan
muchos procesos biológicos, pudiendo llegar a consecuencias indeseables de la
respuesta inmune como fibrosis, angio-génesis (formación de vasos sanguíneos
nuevos a partir de vasos pre existentes) e inmunosupresión en el cáncer.
Y además, la
madre almacena en el cerebro células de sus hijos procedentes de la gestación.
Fuentes:
wikipedia
google
Sochire.cl
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