La verdad,
estábamos a la espera de que acabara la larga siesta del Philae, que duró 200
días, a muy baja temperatura, de más de 153º bajo cero, lo que hacía imposible
recargar baterías. Recordemos que le falló el sistema de anclaje con esos
arpones…así que dio un par de rebotes y quedó fuera del alcance de los rayos
solares.
La sonda
Rosetta siguió orbitando el cometa, a unos 20 kilómetros de altura, a la espera
de este despertar, y como ya están bastante más cerca del Sol, la temperatura
ahora es de sólo 35º bajo cero para este robot, así que todo irá cada vez
mejor, porque faltan sólo 59 días para que el cometa llegue al punto más
cercano al Sol; va a más de 100 mil km/h, y está a 205 millones de km del Sol,
pero pasará a 186 millones de km.
El ingeniero
de operaciones científicas de la misión Rosetta, Miguel Pérez Ayúcar, resumió
su estado de ánimo diciendo “Estamos que nos subimos por las paredes de alegría”.
Se espera
empezar a recibir la gran cantidad de datos que acumuló el Philae, pero
además, una vez que se recargue la
batería secundaria para retomar los estudios científicos e incluso poder usar
el taladro para tomar muestras y analizarlas.
Esta misión
es la primera que ha aterrizado en un cometa y si podemos estudiarlo de forma
directa, la información será muy valiosa.
Creo que el pesimismo
del comienzo, era susto de un “sueño eterno”, pero valió la pena la paciencia.
Fuente:quo.es
elmundo.es
elpais.com
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